lunes, 22 de octubre de 2012

MUERE JOVEN CARGADOR DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS

Gran consterna­ción ha genera­do en el pueblo católico de Barranca, el repentino fallecimien­to de uno de los jóve­nes devotos, miembro de la Hermandad del Señor de Los Mila­gros de Barranca. Elías Eduardo Hidalgo Salas de 20 años de edad in­tegrante de una de las cuadrillas de cargado­res del Cristo Morado. Su deceso se produjo el viernes por la mañana, luego de haber partici­pado en el tercer reco­rrido de la imagen del Señor de Los Milagros, producido el día jueves.





REGRESÓ A LAS 3 DE LA MADRUGADA

Los padres adoptivos del infortunado joven Elías Eduardo Hidalgo Salas, revelaron a este diario que su hijo llegó a las 3 de la madrugada del día viernes. Había estado todo el jueves desde que salió de la iglesia la imagen del Señor. Él era muy devo­to dijo su mamá Jesús Mata, acompañaba en todo el recorrido. La madrugada del viernes llegó cansado y se puso a descansar. Despertó a las 8 de la mañana con fuertes dolores de cabeza. Don Juan Gu­tiérrez padre adoptivo de Elías, nos contó que los dolores eran inso­portables, se retorcía y se agarraba la cabeza sentado sobre la cama. Los padres del mucha­cho al promediar las 9:30 de la mañana del viernes lo llevaron de emergencia al Hospital de Barranca.
En el Hospital falleció al mediodía del viernes al parecer por un paro cardiaco acom­pañado con un derra­me cerebral. La muer­te del joven miembro de la Hermandad del Señor de Los Milagros causó profundo pe­sar, sobre todo en los miembros de su cua­drilla y de los fieles ca­tólicos. Elías Eduardo Hidalgo Salas es miem­bro de la Hermandad desde que cumplió 13 años de edad. 




QUEDÓ HUERFANO DE NIÑO

Elías Eduardo Hidalgo Salas quedó huérfano cuando apenas tenía un año y dos meses de nacido. Su madre fue asesinada en la puerta de su casa por manos terroristas en el pasaje Perú de Lauriama. Es por ello que fue adop­tado generosamente por Julia Mata Cruz y Juan José Gutiérrez Mariluz. El vivía con sus padres en el populoso barrio de Chocoy. Era muy amiguero y cari­ñosamente sus amigos lo conocían con el ape­lativo de “TOGA”.
Estudio su pri­maria en la I.E 21012 y secundaria en el cole­gio Billingurst. Era mil oficios, trabajaba en la panadería Maritza en campaña de paneto­nes, hace poco vendía turrones Doña Pepa, vendía pescado, cara­melos y chocolates. Era un joven muy trabaja­dor.
Ayer domingo fueron sus funerales en el cementerio Los Ani­tos. La noche de su ve­latorio, el padre Víctor Rapray , los integran­tes de la Hermandad y los cantores del coro de la iglesia estuvie­ron acompañando al hermano y al amigo de siempre. Sus amigos en las redes sociales afir­man que “TOGA” ahora está en el cielo junto a su Señor.






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