miércoles, 9 de enero de 2013
GUSTAVO MONTOYA: BENEFACTOR DE GATOS Y PALOMAS
9:22
A.M
En Puerto Supe alimenta
diariamente a más de 50 gatos y 100 palomas del viejo Puerto
El
amor a los animales puede mucho. En el Distrito de Puerto Supe desde hace varios años hay un personaje
que es el padre de la familia gatuna y de las palomas mensajeras de la paz. Se
trata de un hombre de barba arabesca y de una calvicie pronunciada. Es muy
conocido en el Distrito Porteño. Es político y sociólogo. De joven fue
Aprista siendo estudiante en la Universidad Federico Villareal, renunció al pensamiento Hayista y
se fue por los caminos de la izquierda, en los tiempos de Alfonso
Barrantes Lingán y
ancló en el PUM de Javier Díaz Canseco. Nos
referimos a Gustavo Montoya La Cerna.
PAPÁ DE LOS GATOS
José
Lachira veterano periodista y poeta y con gran olfato, descubrió a Gustavo
Montoya en su faceta desconocida, dando de comer a más de 50 gatos golosos callejeros
y 100 palomas, que lo conocen como si fuera su padre. Lachira nos cuenta lo que
vio: “Gustavo parece domador de circo. Los gatos tienen su hora
exacta para comer. A las 3 de la tarde llega a su restaurant MECHITA, el gato
jefe, le hociquea las piernas. Es la señal que los gatos están de hambre”. Entonces Montoya le grita al gato,
espérate estoy atendiendo a los comensales, termino y los atiendo. El gato
jefe que está amaestrado da la media vuelta y va avisar al muelle a toda la
familia gatuna que falta poco para que se desocupe el benefactor.
3 de la tarde hora exacta Gustavo saca la paila de su
restaurant, cabezas, tripas, huevera, hueso de pescado en abundancia y les da
de comer a la manada de gatos, quienes disciplinadamente comen amicalmente.
Luego los gatos abandonan el lugar y cual si fuera paradójico aparecen una bandada
de palomas que van al encuentro de su amo y señor. El buen Gustavo les dice esperen
y saca maíz molido, arrocillo y sobre la pista lo extiende para que las aves
puedan disfrutar del alimento esperado.
Montoya
vive para sustentar a su familia y a los gatos abandonados y a las aves sin
nido, que han encontrado en el frontis del restaurant Mechita el mejor refugio
para subsistir.
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